Paisajes periurbanos: La Huerta de Valencia y la importancia de la diversidad natural en estos tiempos
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Imagen de la Huerta de Valencia |
La huerta de Valencia y la diversidad natural
En estos tiempos tan delicados se ha puesto en la palestra la importancia de la diversidad natural y de como
la destrucción de hábitats medioambientalmente sostenibles podrán acarrear problemáticas de diversa índole medioambiental y humano,
incluso nuevas pandemias, ya que los virus se encontrará con mayores facilidades y menores barreras para acceder al organismo humano.
En este artículo se pretende explicar y poner en valor desde el análisis socioambiental una zona natural/periurbana como es la Huerta de Valencia (España).
En este artículo me gustaría hablar íntegramente sobre la apreciada Huerta de Valencia tan amenazada últimamente, para que no olvidemos que lo maravilloso y extraordinario muchas veces lo tenemos al lado de nuestro propio hogar (reflexión generalizable a todas las personas y todos los paisajes y lugares).
De esta manera , describiendo este paisaje autóctono, podemos decir que la Huerta de Valencia es el paisaje histórico más emblemático e importante de la propia ciudad, tanto por su extensión, su historia y su singularidad.
Este espacio es un territorio periurbano, con una alta concentración poblacional y a su vez con una gran diversidad:
La Huerta se ha ido adaptando durante 12 siglos a las demandas alimenticias y económicas que exigía su entorno. Se tiene constancia de que este territorio ha pasado por 5 grandes periodos históricos: La colonización romana, la sociedad musulmana, la sociedad feudal, la sociedad burguesa-industrial y la sociedad contemporánea (Ferrandís, 2007).
Una de las mayores características del territorio de huerta es su organización socio espacial, ya que observamos las partes que la componen altamente relacionadas. Esto se debe a que el territorio se articula a partir de los canales de regadío y del manejo del agua.
Las infraestructuras para el transporte del agua han caracterizado la morfología agrícola de este territorio, no sólo esto, además los ocho sistemas de regadío que la constituyen han conformado una red de circulación, condicionando los lugares de población por donde pasa y siendo el centro de un marco normativo para la resolución de conflictos a través de acuerdos sociales
(tribunal de las aguas) entre los diferentes actores que dinamizan y forman parte de este territorio.
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Cultivo de arroz en la Marjal de Almenara
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La Huerta de Valencia como un sistema vivo
Para entender el concepto de
la Huerta de Valencia como un sistema vivo debemos hacer referencia al
investigador Thomas Glick, el cual, entiende la huerta a través de
dos dimensiones:
En primer lugar, la dimensión material o física y en segundo lugar lo inmaterial o intangible.
Por tanto ¿Cómo podemos entender la Huerta a través de este punto de vista? Según esta lógica, la huerta se presenta como un sistema vivo, que va más allá de lo simplemente físico o geográfico. Desde sus orígenes los diversos conocimientos que se han ido componiendo a partir de la revolución del regadío han generado una gran red de patrimonio cultural, social e histórico.
El funcionamiento de la Huerta de Valencia está basado en una lógica de supervivencia, la cual, se sostiene a través de un comportamiento recíproco y sostenible entre la sociedad agraria y el propio espacio natural. (Glick, 2011, citado en Giobelina 2011, p.258)
De tal forma, la Huerta de Valencia debe ser entendida de esta manera, ya que no sólo es un espacio físico, sino que
es un espacio antropizado, donde todas sus dimensiones y el propio dinamismo entre ellas son la que le dan forma y a su vez permiten entenderla.
Con esto se puede remarcar que la Huerta actual es un sistema milenario de una alta complejidad, es un sistema vivo que se materializa de una manera geográfica pero también social y cultural. Es de este modo, según (Giobelina, 2011):
Un proceso adaptativo y creativo de personas que actuaron y actúan en un medio natural (con antropización creciente) en función de bases económicas de supervivencia y progreso; es un proceso inacabado porque está vivo (o mientras lo siga estando), que si bien se ha iniciado hace siglos, continúa modificándose (p.264).
A través de esta lógica, debemos entender La Huerta como un territorio complejo y altamente dinámico, no obstante, cabe destacar que no fue hasta el siglo XIX cuando se propiciaron cambios significativos que han derivado en el cuestionamiento de la propia vitalidad y viabilidad de la Huerta de Valencia.
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La Huerta de Valencia desde una imagen aérea |
La Huerta de Valencia y la situación actual: conflicto, degradación y lucha social
Para entender la situación actual de Huerta de Valencia como espacio dinámico, hay que tener en cuenta tres elementos que ayudarán a la comprensión de su contexto.
El primero de ellos es el gran valor extraordinario que tiene este espacio periurbano, el cual, es muy singular y destacable en comparación con la mayoría de las zonas periurbanas de España.
En segundo lugar, es el proceso acelerado de su degradación y desaparición. Este aspecto es un tema de estudio a tratar en un gran número de investigaciones científicas como (Ferrandís, 2007; Giobellina 2011, Thomas Glick 2003).
Entre otros (Glick, 2003, citado en Giobelina 2011) deja claro en su obra reeditada de 2003, como la estructura de regadío y el propio paisaje agrícola de Valencia ha sufrido notables cambios, la Huerta se encuentra en un proceso de degradación y de desaparición, tanto su patrimonio cultural, social, paisajístico y arquitectónico, el autor culpa de esto al urbanismo desenfrenado: "
El continuo crecimiento de las ciudades está acabando con los valores naturales y culturales que presentan, en muchas ocasiones, los espacios periurbanos” (p.1).
En tercer lugar, existe una problemática por esta situación, en la que gran parte de la sociedad civil ha alzado su voz y expresado su descontento por las medidas políticas y las diversas tendencias económicas que están provocando la desaparición de La Huerta.
La Huerta de Valencia y los movimiento sociales: el neoliberalismo y el urbanismo depredador
De este modo, recapitulando en el tiempo para comprender el estado actual, se puede observar que el periodo de la transición española de la dictadura franquista hacia la democracia (1975/1982) fue característico por una reivindicación social que estaba encaminada a combatir y sustituir el modelo represivo de la dictadura de Franco. Estos movimientos tenían como objetivo construir una sociedad democrática.
En este contexto, proliferaron la expresiones ciudadanas a través de diversas formas de participación de la ciudadanía, las cuales, en el caso de Valencia mantuvieron a su Huerta a salvo, o por lo menos,
hicieron una función muy positiva como muro de contención sobre posibles medias o proyectos que pudieran dañarla. No obstante, a partir de
los años 90 surge una nueva tendencia al iniciarse una ola de expansión globalizada con
el capitalismo cosmopolita.
Esta época se caracterizó por una degradación y separación de las iniciativas colectivas a favor de ideales individualistas que acabaron debilitando las redes de cooperación ciudadana, las cuales luchaban por la prosperidad de la comunidad.
Asimismo, a pesar de las consecuencias del neoliberalismo y los procesos globalizadores. En la actualidad,
siguen existiendo movimientos sociales con nuevas identidades. En la Ciudad de Valencia han surgido múltiples movimientos estrechamente ligados a la protección del medio ambiente o el patrimonio local y por su puesto la Huerta que es pieza fundamental de este. Ejemplos de estos pueden ser
“Salvem el Cabanyal” o
“Salvem el Botánic” y otros directamente relacionados con la defensa de la huerta como
“Salvem l´horta” o
“Per l´horta” (Giobelina, 2011).
Conclusión
En conclusión, para comprender bien la Huerta de Valencia es primordial usar la conceptualización de (Glick, 1988). Es decir, estudiarla e interpretarla como un sistema autoorganizado que se presenta como un proceso sistémico, dinámico y en transformación.
Este proceso, se desarrolla a su vez en el seno de relaciones recíprocas entre las personas y la naturaleza surgidas de actividades económicas, las cuales han ido modificándose y adaptándose, así como evolucionando a lo largo del tiempo, afrontando las nuevas necesidades que iban surgiendo y derivando en la constitución de la Huerta de Valencia como la conocemos hoy en día.
De este modo, la Huerta se presenta como un sistema complejo, autónomo eficiente e inteligente, que presenta estructuras organizativas propias basadas en redes de cooperación y responsabilidad, gracias a esto, se lleva a cabo la materialización de estructuras físicas (acequias, barracas, ceberas, alquerías…).
Además, también encontramos unas instituciones autóctonas de la Huerta que tienen una función reguladora como (El Tribunal de las Aguas) todo acompañado e interrelacionado con un patrimonio cultural (saber hacer, técnicas y tecnología agrícolas…) y una relación particular con el territorio rural que se caracteriza por el respeto a esta y a su biodiversidad.
De esta forma, no solo existe un sistema territorial y económico único, sino, un sistema adaptativo que se basa en una lógica de retroalimentación y que siempre ha ido evolucionando respecto a las lógicas externas e internas del sistema (Ferrandís, 2007; Giobellina, 2011).
La Huerta de Valencia es un sistema producto de un lento proceso de creación el cual ha experimentado avances y retrocesos en base a una gran diversidad de aportes culturales, desde las civilizaciones antiguas como la romana, a la época Andalusí, medieval, moderna y finalmente el desarrollismo y neoliberalismo.
De esta manera, se entiende que el valor de la Huerta de Valencia reside en su totalidad, es decir, en ella como espacio y sistema dinámico.
Asimismo, hay que remarcar que este lugar en sí tiene una estructura social y una dinámica de autorganización propia los cuales permiten enfocar, resolver y relacionarse con los problemas de una manera diferente y lo que es más importante sostenible con el medio ambiente y beneficiosa para nuestra salud y soberanía alimentaria (Ferrandís, 2007; Giobelina, 2011).
BIBLIOGRAFÍA
Ferrandis, I. G. (2007). Los espacio periurbanos como recursos didácticos: El caso de la Huerta de Valencia. Universidad Católica de Valencia, Valencia.
Giobellina, B. (2011). La defensa del suelo agrícola de calidad como recurso finito y estratégico para la soberanía alimentaria y la sustentabilidad local y global: El caso de la Huerta de Valencia. Tesis doctoral, Universidad Politécnica de Valencia , Valencia.
Glick, T. (1988). Regadío y sociedad en la Valencia medieval. Del Cenia al Segura.
Me parece muy importante la labor que haces al señalar los problemas que subyacen a la perdida de identificación con nuestro entorno natural. Todavía no llegamos a entender plenamente lo importante que es la relación con la agricultura y la manera de relacionarnos con los ecosistemas que nos sustentan a todos los seres que formamos parte de ellos.
ResponderEliminarEnhorabuena y espero que ideas así vuelen bien alto y lejano.
Gracias por tu comentario. Seguiremos concienciando a la gente sobre la importancia de estos ecosistemas de los cuales formamos parte dentro de su riqueza y diversidad.
EliminarMuy interesante tu artículo, si todos tomasemos conciecia de lo importante que son estos ecosistemas, tendríamos una riqueza incalculable. Saludos
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, hay que seguir divulgando y luchando por espacios naturales como estos, son una pieza clave para el futuro. Saludos y gracias por el comentario
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