El feminismo desde la sociología de género
Día de la mujer trabajadora, Madrid (2020). Fuente:https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Dia_de_la_mujer_trabajadora,_Madrid_2020.jpg |
La Sociología de Género, un campo académico dentro de la sociología, el cual hace referencia al estudio de todas aquellas dimensiones sociales relacionadas con la construcción social de género. En el presente artículo, reflexionaremos sobre algunos conceptos relacionados con el feminismo y los estudios de género.
En primer lugar, es fundamental realizar una primera diferenciación sobre los conceptos de sexo y género para entender el paradigma de la Sociología de Género: Así pues, el concepto de género hace referencia a los aspectos psico-sociales que cada sociedad define o categoriza como masculino o femenino. Por otro lado, el término sexo habla sobre las diferencias biológicas, fisiológicas y cromosómicas existentes entre hombres y mujeres. Son características con las que se nace, por tanto, comunes en todas las sociedades humanas.
De este modo, la
sociología de género y, en general, la perspectiva feminista,
ponen especial atención sobre estos dos conceptos y desarrollan otros tantos
como roles de género, estereotipos de género o patriarcado, los
cuales, son utilizados para analizar la realidad social y las desigualdades
sociales que tienen que hacer frente las mujeres o el colectivo LGTBI en las
sociedades patriarcales.
La antropóloga cultural Gayle S. Rubin habla en el museo de historia LGTB en San Francisco 2012. Fuente: wikipedia. |
Roles
de género
Los
roles de género hacen referencia al conjunto de normas y comportamientos
sociales que una sociedad define como apropiadas para hombres y mujeres.
Una
de las primeras definiciones sobre roles de género se le atribuye al psicólogo
neozelandés John Money:
De
este modo, los roles de genero varían según la historia y la cultura. En muchas sociedades se expresan únicamente dos tipos de género (masculino o femenino). Sin
embargo, pueden existir más (ya que son una construcción social y aunque están influenciados
por el sexo biológico cada cultura puede crear sus propias categorías sobre
este). El término andrógino es un claro ejemplo sobre esto, la androginia: Dicho de una persona cuyos rasgos
externos no corresponden definidamente con los propios de su sexo" (RAE
2010), se ha propuesto por múltiples esferas académicas como un tercer género.
Estereotipos de género
Podemos definir los estereotipos como generalizaciones que hacen referencia a los grupos sociales y que nos aproximan a sus características principales: los rasgos personales que comparten, su comportamiento con otros grupos, etc.
De esta
manera, este tipo de clasificación nos permite situarnos y entender
mejor el entorno social. No obstante, tiene un aspecto negativo:
produce una imagen excesiva y uniforme sobre los componentes de un grupo, esto
hace que se olviden las diferencias individuales. También tiende a que
exageremos las diferencias entre grupos. Es decir, nos llevan a generalizaciones que
en ocasiones se alejan de la realidad de cada individuo o del
mismo grupo.
Por otra parte, relacionado con esta dimensión negativa de los estereotipos se encuentra el prejuicio. Se pueden definir los prejuicios como una valoración (positiva o negativa) de un grupo social y sus integrantes por formar parte de él. En los prejuicios se juzga en muchas ocasiones a través de las emociones o lo preconcebido y no por las acciones reales de las personas: sudaca, feminazi, maricón… serían palabras que connotan prejuicios negativos. Así podemos observar que los prejuicios negativos más comunes están relacionados en muchos casos con el género o el racismo.
Mural que critica la violencia machista. Fuente: wikipedia. |
Así
pues, los roles de género establecen lo que debe ser propio de un hombre y lo
que debe ser propio de una mujer, garantizando de esta forma la creación de
estereotipos. Los estereotipos de género asignan e imponen ciertos valores y capacidades para
lo masculino (fuerza física, autonomía, decisión, valentía, competitividad, etc.),
rasgos muy relacionados con la producción y el ámbito público. Por otra parte, a las mujeres se les atribuyen otras capacidades completamente diferentes, más relacionadas
con el ámbito privado (del hogar) la reproducción y los cuidados (sensibilidad,
sumisión, capacidad innata de los cuidados, dependencia, delicadeza, etc.).
Los
adjetivos descritos en el párrafo anterior tan solo son ejemplificaciones
generales, ya que los roles de género son dinámicos y cambiantes. De esta
manera, a la vez que cambia el entorno sociocultural, lo que se le atribuye a
lo masculino y lo femenino también se modifica y se transforma.
En
la actualidad, en la mayoría de sociedades hemos observado que las mujeres se han introducido de lleno en el mundo laboral, ya no se restringen únicamente al
espacio privado.
No
obstante, las responsabilidades de las mujeres para el ámbito del hogar no han
desaparecido y muchas de ellas tienen que lidiar con lo que se denomina “doble
carga”. Es decir, lidiar con las tareas del hogar sumado a las tareas del
trabajo remunerado, realizando una doble jornada.
La doble carga de trabajo hogar/trabajo remunerado y la corresponsabilidad del varón hacia el ámbito privado evoluciona
cada vez más, sin embargo, de manera lenta (hablamos de las sociedades
abiertamente igualitarias). Esta desigualdad en las cargas del trabajo
reproductivo genera desigualdades laborales y, en general, de acceso a la
independencia y recursos de todo tipo. De esta forma, es muy importante la
figura del estado del bienestar, siendo un mecanismo igualador de esta
problemática, ya que puede dotar de servicios públicos, de cuidados u otras
funciones, liberando así la carga femenina.
Patriarcado
El
término patriarcado es un concepto fundamental dentro de la sociología de género
y del feminismo. Este término hace referencia a un sistema social o
modelo de sociedad el cual se rige por la dominación masculina.
En
la teoría las “sociedades patriarcales puras” se caracterizarían por una organización
social donde los hombres (patriarcas) tendrían el control y se encargarían de
la protección sobre las mujeres y su grupo familiar (hijos e hijas).
La Iglesia católica es considerada una institución religiosa de naturaleza
patriarcal.12
En la imagen, el Concilio
Vaticano II (1959), uno de los eventos más importantes del siglo
XX, con
2450 sacerdotes asistentes pero ni una mujer. Fuente: commons
wikimedia. |
Asimismo, el origen del patriarcado es un debate abierto dentro de la academia y en
el propio feminismo. Pues, aunque ciertas corrientes dentro del movimiento
feminista hacen referencia al “matriarcado originario”, es decir, un modelo de
sociedad donde el control y la organización social recaía en las mujeres (sería
el equivalente antagónico a un patriarcado puro) que desapareció cuando el
hombre se fue apropiando del fruto del trabajo de la mujer y su capacidad reproductiva.
Debemos apuntar que no existen evidencias claras sobre esta teorización, que se
acerca bastante a la dimensión de lo mítico.
No
obstante, a partir de los años 1960 y 1970 muchas disciplinas como la historia,
la sociología o la antropología empezaron a formularse desde una perspectiva feminista
la siguiente cuestión ¿Dónde podemos encontrar el origen de la opresión de los
hombres hacia las mujeres en el seno de las sociedades?
De
esta manera, muchas posiciones académicas argumentaban que la dominación sobre
la mujer había existido desde siempre (y que es constitutiva de las sociedades humanas)
y que, además, tenía una explicación biológica, psicológica o ambas. Sin
embargo, numerosas autoras sostenían y sostienen un planteamiento diferente: el sistema de
dominación social llamado patriarcado se fue instaurando como la consecuencia
de acontecimientos y procesos sociales complejos, los cuales llevaron a la
mujer a una posición de subordinación frente al hombre.
Asimismo,
el debate sigue siendo actual, muchos estudios de género que adoptan un punto
de vista marxista señalan que el origen de la dominación hacia la mujer
proviene de un conjunto de cambios económicos y sociales, los cuales están ligados al paso de la propiedad
colectiva o grupal a la propiedad privada, que se produjo con el aumento de producción y la
consecuencia de este (la generación de excedente, la apropiación y la distribución
del mismo). Estos acontecimientos propiciaron el paso de la matrilocalidad a la
patrilocalidad.
En
definitiva, la consecuencia de este punto de vista es claro: si el patriarcado surge
de una configuración histórica y, por tanto, no es constitutivo de las
sociedades humanas, existe la posibilidad de generar una sociedad no
patriarcal, la cual esté libre de la opresión de género.
Feminismo
como concepto ¿Qué es el feminismo?
El
feminismo es un concepto ampliamente aceptado en la sociología y en general en
las ciencias sociales. No obstante, ha sufrido múltiples ataques y tergiversaciones de su significado por parte de una reacción misógina (en gran medida promovida por partidos o movimientos sociales conservadores o de ultraderecha).
Dependiendo
de a quien se escuche hablar sobre feminismo la gente se puede encontrar con
respuestas totalmente dispares: desde que es “un movimiento que busca poner a
las mujeres por encima de los hombres” o que es un movimiento social llevado a
cabo por lunáticas o “feminazis”.
Realmente, el feminismo no tiene nada que ver con estas caracterizaciones despectivas. Se puede definir como: la búsqueda de igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
De esta manera, si nos vamos a las definiciones técnicas, podemos encontrar
varios puntos de vista desde los que se puede definir las diferentes dimensiones
que engloba el feminismo.
En
primer lugar, el feminismo es una idea o un conjunto de ideas que buscan hacer
frente a la discriminación y la opresión por parte del sistema patriarcal hacia
las mujeres y, en general, a todo aquel que se vea amenazado o estigmatizado por este.
En
segundo lugar, el feminismo es un movimiento social que gira en torno a estas
ideas de igualdad. Dentro de este movimiento social encontramos tanto mujeres
como hombres que entienden el mundo desde la perspectiva feminista y usan la movilización
social para intentar conseguir una sociedad más justa e igualitaria.
El feminismo al ser un movimiento social es también un movimiento histórico, el cual tiene más de 100 años de historia:
La primera ola feminista se sitúa entre
el siglo XIX y principios del XX. Esta primera movilización
feminista reivindicaba el derecho a votar junto a otros derechos fundamentales como el
acceso a educación. En general, reclamaban el acceso a los derechos civiles y
políticos que tenían los hombres.
Manifestación de sufragistas en Nueva York, 1912. Fuente: Wikipedia |
La
segunda ola feminista se sitúa en la década de los años 1960 y 1970. Este nuevo
auge del movimiento puso en la palestra debates sobre la desigualdad de la
mujer en ámbitos como la sexualidad, la familia, el trabajo los derechos
productivos, la desigualdad frente a la ley, etc. Su lema más conocido fue “lo personal es político”; haciendo referencia a todas aquellas estructuras de poder
misóginas que se encontraban en la sociedad, dispuestas de una manera sutil, pero
que sometían a la mujer en el ámbito privado y público; desde el trabajo doméstico
hasta el trabajo laboral o la esfera social.
La
tercera ola del feminismo, se sitúa en los años 1990. Dentro de esta se
enmarcan muchas corrientes. No obstante, lo que más la caracteriza es la
relación que hacen estas diferentes corrientes con otros ámbitos (etnia, geográfica,
clase social…). Por tanto, la interseccionalidad es la característica de esta tercera
ola, relacionando la dominación de las mujeres con otros ámbitos o variables de
dominación.
Rebecca Walker, la autora que utilizó por primera vez el término «Tercera ola» en sus escritos. Fuente:https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Rebeccawalker.jpg |
En
la actualidad, se habla sobre una cuarta ola feminista, sin embargo, deberemos
esperar un tiempo para poder delimitar mejor sus características. No obstante,
vemos una clara lucha por la libertad sexual (incluyendo al colectivo LGTBI) que
está reivindicando sus derechos de una manera justa y modélica conjuntamente al movimiento
feminista. También una gran concienciación sobre el derecho al aborto, la violencia de género, la sexualización de los cuerpos, la educación de los más pequeños y pequeñas, etc. Además, otro dato muy importante es la globalización del movimiento, existiendo reivindicaciones feministas por todos los continentes y naciones.
Acto por el Día
Internacional de la Mujer en Daca, Bangladés, el 8 de marzo de 2005, organizado por el
Centro Nacional de Trabajadoras. Fuente: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:8marchrallydhaka_(55).JPG. |
En definitiva, aunque muchos movimientos conservadores o reaccionarios como la ultraderecha dicen lo contrario, el feminismo es un punto de unión, con sus contradicciones y su margen de mejora (como todo), pero con un trasfondo justo e inclusivo, pues siempre que un movimiento social busca la igualdad entre las personas es un movimiento que debe apoyarse.
El feminismo
no es una lucha únicamente de las mujeres, es un movimiento social que
repercute en toda la sociedad y debe comprometer también a los hombres. No
debemos olvidar que todo sistema de dominación sea de clase, raza o género nos
repercute a todos y todas, nos convierte en verdugos o víctimas y, en mi opinión, estas dos categorías jamás deberían existir en una sociedad.
“Brindemos por las locas, por las inadaptadas por las rebeldes, por las alborotadoras, por las que no encajan, por las que ven las cosas de una manera diferente. No les gustan las reglas y no respetan el status-quo. Las puedes citar, no estar de acuerdo con ellas, glorificarlas o vilipendiarlas. Pero lo que no puedes hacer es ignorarlas. Porque cambian las cosas. Empujan adelante la raza humana. Mientras algunos las vean como locas, nosotras vemos el genio. Porque las mujeres que se creen tan locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo hacen” – Adaptación feminista del fragmento de la novela: En el camino, Jack Kerouac (Estados Unidos, 1922-1969)
Si queréis seguir disfrutando de contenido relacionado con la sociología os invito a que me sigáis en las demás plataformas y redes sociales que tiene el canal Sociología Inquieta.
-El libro de sociología inquieta titulado Manual de un sociólogo insociable: Obtener el libro
-El canal del Telegram de Sociología Inquieta: https://t.me/sociologiainquieta
-El canal de YouTube de Sociología Inquieta, donde podréis encontrar todo el contenido audiovisual que se genera: https://www.youtube.com/channel/UCllxGornu7yRmA-hBOjrMHg -Blog de Sociología Inquieta con más de setenta artículos relacionados con las ciencias sociales: https://www.xn--sociologainquieta-kvb.com/ -Instagram: https://www.instagram.com/sociologia_inquieta/ -Twitter: https://twitter.com/SOLER2911 -La página de Facebook de Sociología Inquieta con artículos, videos e imágenes exclusivas: https://www.facebook.com/Sociolog%C3%ADa-Inquieta-104808991667556 -Spotify para escuchar los podcast de Sociología Inquieta: https://open.spotify.com/sho
Muy buen artículo, 👍👍.
ResponderEliminargracias por aclarar puntos tan importantes y malinterpretado actualmente.
Gracias por el comentario, seguiremos trabajando.
EliminarExcelente
ResponderEliminarGracias!
EliminarEnhorabuena, es brillante!! No se podría explicar mejor. Gracias!
ResponderEliminarGracias a ti por leerlo, un saludo!
Eliminarmuy interesante, colega Álvaro!!!
ResponderEliminar