Capitalismo neoliberal; degradación medioambiental, desigualdad y crisis político/social

Autor: Elkokoparrilla (11 de octubre de 2013). Fuente: Flickr. Licencia: CC BY-NC-SA 2.0

Para la Sociología analizar la situación actual en su totalidad es un reto más que difícil, por no decir utópico.

No obstante, sí que podemos analizar, estudiar y advertir los mecanismos que manejan la sociedad capitalista actual, los cuales, nos han llevado con sus lógicas a una crisis social y medioambiental de carácter permanente, a la que se le añade la crisis sanitaria del Covid en este último año.

El capitalismo neoliberal y sus consecuencias

En primer lugar, debemos apuntar hacia el sistema neoliberal, un sistema que empezó en los años 70 y que ha acabado siendo un “capitalismo de casino mundial" el cual no es una lógica de gobernanza muy esperanzadora: desigualdad entre clases que se traduce en una desigualdad entre países.

De esta forma, se llama neoliberalismo a una doctrina o conjunto de doctrinas económicas y sociopolíticas surgidas en los años 70 y 80 de las escuelas económicas de Austria y de Chicago, de la mano de economistas como Friedrich Von Hayek o Milton Friedman para hacer frente a las políticas intervencionistas y regulacionistas del modelo keynesiano que había imperado desde los años 30, 40 y 50.

El neoliberalismo es, también, la evolución histórica del sistema capitalista. Es decir, engloba a las dinámicas hegemónicas que componen el sistema capitalista de hoy en día.

Así, el capital, el individuo y el libre mercado son los pilares base de esta doctrina económica. Esto no es simple perorata teórica, pues engloba también un relato, un discurso y unos valores que justifican muchas desigualdades materiales.

Un ejemplo es cómo se intenta vender que las empresas gestionan mejor los servicios públicos, que los impuestos son malos y egoístas, que facilitar el despido o subir el salario mínimo perjudican a los trabajadores… o incluso que el que es pobre lo es porque no se ha esforzado.

Sociólogos como Loïc Wacquant han sostenido a través de diversas investigaciones que existe una correlación entre el auge del neoliberalismo y la tasa de encarcelamiento de personas pobres en Estados Unidos. Esto es resultado de las políticas neoliberales que tienen que hacer frente a la inestabilidad social que generan, y aprovechan la parte coercitiva del estado para reprimir a la población mientras empeoran sus condiciones de vida recortando en el Estado de Bienestar. Gráfica: Tasa de encarcelamiento por cada 100.000 habitantes en EUA por sexo y épocas. Autor: Samallman12q (2010). Fuente: https://bjs.ojp.usdoj.gov/content/glance/tables/incrttab.cfm. Licencia: Creative Commons.

El capitalismo neoliberal como un capitalismo depredador e insostenible

En segundo lugar, nos encontramos con un modelo productivo/técnico de extracción constante de materias primas para un consumo que siempre debe estar al alza. El sistema actúa como si los recursos fueran ilimitados, degradando espacios naturales a velocidades vertiginosas.

De este modo, por encima de la ideología y de la lógica social/económica, se tiene que tener en cuenta que la forma de relacionarse con el medioambiente va a transformar el propio sistema social en un futuro no muy lejano de una manera trascendental.

Es algo obvio, estamos en relación constante entre nosotros mismos como comunidades de individuos que viven en un espacio físico. Sin embargo, creemos que este espacio ecosistémico es infinito e inmutable y pecamos muchas veces de atribuirle la idea absurda de estabilidad.

Nada más allá de la realidad, la verdad es que el dinamismo y la degradación del medio ambiente va a ser el principal factor de cambio en nuestras relaciones sociales y, por tanto, de cómo nos relacionaremos con los demás en el futuro.

Manifestación en España del 11 de julio de 2011 en Madrid. Autor: Barcex (2011). Fuente: Trabajo propio. Licencia: CC BY-SA 3.0

Ahora bien, si afrontamos las crisis que quedan por venir desde la misma lógica del neoliberalismo los resultados van a ser desastrosos. Es más, ya lo están siendo.

Por un lado, en el plano más social la desigualdad crece cada día más, tanto en el interior de los países, como en las relaciones desiguales entre estados desarrollados y subdesarrollados.

En las sociedades occidentales, la gente de clase más baja es abandonada a su suerte en muchos casos sin coberturas sociales y oportunidades reales.

Si hablamos de los países más pobres, nos encontramos con "estados fallidos" donde la sociedad se presenta totalmente desquebrajada por problemáticas como la guerra o la falta de recursos vitales (agua y comida).

Muchas de estas situaciones se justifican a través de discursos eurocéntricos que se alejan de las verdaderas explicaciones de esta situación. Los pueblos no occidentales se presentan como menos desarrollados y tecnológicamente menos avanzados y por ende inferiores.

No obstante, esto es un claro sesgo negativo del punto de vista occidental hacia los demás territorios que históricamente han estado subordinados a sus intereses y lo siguen estando en mayor o menor medida. La diversidad cultural y de relacionarnos con el medio físico es enorme en las sociedades humanas, la concepción de superioridad o inferioridad entre culturas es algo que no debería ni si quiera debatirse.

La lógica perversa del neoliberalismo: gobiernos, multinacionales y democracia fallida

El sistema capitalista neoliberal ha antepuesto su lógica económica a escala mundial; se pretende producir más, obtener más beneficios, consumir más, especular más, usar más recursos... cuando lo que hay cada vez es menos factores que permiten el "más" y nos abocan al "menos".

A través de su binomio (multinacional-estado), se personifica la forma más perversa de gobierno actual, pues la mayoría de gobiernos estatales están subyugados a los intereses del capital o directamente gobiernan siguiendo todas sus directrices sin oposición, provocando las problemáticas descritas y, además, dejándonos una democracia que dista mucho de ser real, justa y para la ciudadanía.

Asimismo, las multinacionales campan a sus anchas en los países subdesarrollados, degradan y saquean los recursos (también en los occidentales).

Por otro lado, los gobiernos que defienden los intereses no de la ciudadanía, sino de estas grandes corporaciones (la mayoría occidentales) desestabilizan países enteros, porque si un país no tiene estado, o es un estado sobornable, es más fácil llegar acuerdos para que cedan sus recursos, es más, no hacen falta acuerdos.

De esta manera, el capitalismo actual funciona con una lógica de recursos infinitos y una necesidad de expandirse infinitamente, pero el planeta tiene fin.

Según el Programa de Naciones Unidas para el desarrollo (PNUD) 1300 millones de personas que se ven afectadas por la pobreza son niños (2020). Según el estudio de el trabajo Poverty and Shared Prosperity Report entre el 9,1 y 9,4 de la población mundial fueron afectados de manera severa por la pobreza en 2020. Autor: Mundo desconcertante (2006). Fuente: Flickr. Licencia: CC BY-NC-SA 2.0

Estas premisas no provocan otra cosa que la destrucción del medio ambiente, muertes a cada segundo, por hambre, por situaciones de explotación o por guerra. No hay actualmente una máquina de matar más perversa que este sistema que damos por sentado como inamovible, los países subdesarrollados son auténticos campos de exterminio para que los países desarrollados podamos seguir con nuestro nivel de consumo.

Esta descripción del panorama es bastante pesimista, si hemos aceptado (y se podría decir en muchos sentidos que se nos ha impuesto) un sistema con este funcionamiento ¿Qué capacidad real tenemos de hacer algo mínimamente decente? La verdad es que mucho, no me imagino al ciudadano promedio estando de acuerdo con las guerras promovidas por occidente para hacerse con unas minas de coltán o unos pozos de petróleo en un país extranjero.

La pobreza no es natural, es creada por el humano y puede superarse y erradicarse mediante acciones de los seres humanos. Y erradicar la pobreza no es un acto de caridad, es un acto de justicia - Nelson Mandela.

Capitalismo, futuro y necesidad de cambio

La política es una gran mentira, sí, por lo menos la institucional, no gobiernan para nosotros, para la comunidad. Toda lógica liberal capitalista, centrista o de extrema derecha van ligadas a la perpetuación del sistema descrito.

También los partidos de izquierdas se han mostrado endebles en muchas ocasiones, y sobre todo la socialdemocracia se ha destapado como una opción que conforma también el juego del entramado neoliberal.

Existen los movimientos sociales, las protestas, las asambleas y la lucha por nuestros derechos, es decir herramientas hay. Con esto no quiero decir que no se deba llegar a una política que gobierna para la ciudadanía de manera institucional, pero para esto hace falta una gran concienciación y una implicación política de cada ciudadano y ciudadana.

Foto de una de las manifestaciones masivas en contra del neoliberalismo en Chile. Autor: Marcellablues (2019) Fuente: Trabajo propio. Licencia: CC.BY-SA 4.0

Nos intentan engañar con desinformación, telebasura e industria cultural barata, pero es ahora con la crisis que traerá el Covid cuando deberemos movilizarnos y luchar por el cambio.

Es difícil, muy difícil luchar contra un sistema que comercializa hasta las imágenes de las personas que lucharon contra él. Nelson Mandela o el propio Che, eran comunistas, eran anticapitalistas, lucharon por la libertad de los pueblos y hoy en día se venden camisetas de su cara fabricadas en Bangladesh, en grandes superficies, seguramente confeccionadas por mano de obra esclava o infantil, es perverso.

Es muy complicado salir de un sistema que tiene esta capacidad de absorber las disidencias, y no solo esto, sino de comercializarlas, de convertirlas en una mercancía. No obstante, ni siquiera esto es excusa, no podemos quedarnos de brazos cruzados, pues nos va el futuro en ello.

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