La muerte desde la sociología
SOCIOLOGÍA DE LA MUERTE
El 31 de octubre se celebra el día de Halloween (tradición anglosajona), el 1 de noviembre el Día de Todos los Santos (católica) y el 1 y 2 de noviembre el Día de Muertos en Latinoamérica. Todas giran alrededor de la muerte. Así pues, en este artículo reflexionaremos sobre la muerte como concepto y objeto de estudio de la sociología.
Nacemos y morimos, pero entre medias participamos individualmente en esa amalgama de procesos e interrelaciones colectivas que solemos llamar vivir.
I
Existen diferentes etapas de la vida: nacimiento, infancia, adolescencia y adultez. Todas ellas son vistas desde un punto de vista positivo en la mayoría de ocasiones. Ritos de paso que simbolizan el camino de la vida y el reconocimiento social de como prosperamos en el buen sentido de lo socialmente prestablecido, que, aunque está muchas veces traspasado por acontecimientos biológicos como el desarrollo sexual, realmente está más influenciado si cabe por las construcciones de significados sociales que hacemos alrededor de ellos.
Sin embargo, con la muerte existe una relación peculiar, pues
por lo que ella envuelve: la pérdida definitiva de existencia, se presenta en
muchas ocasiones como un tabú. Y es que, aunque nos empeñemos en
negarlo, la muerte es el acontecimiento que traspasa toda nuestra vida. Sin
ella, seguramente no tendría sentido levantarse cada mañana, amar, ser mejor
persona, conseguir metas, objetivos, aprovechar el tiempo y, en
definitiva, vivir. Es muy posible que tener la certeza de que cada momento
no va a volver, de que cada día muere para que nazca otro, pero que llegará un
momento en que ya no habrá otro día sino una calma eterna y oscura, sea el
principal motor individual de cada persona, un motor que en ocasiones puede ser
visto como un tabú o una prisión.
La religión: una explicación sociológica de la muerte
Así pues, desde la sociología
siempre se ha relacionado el acontecimiento de la muerte con el origen de las religiones, entendiendo a estas últimas como cosmovisiones o conjunto de
creencias que intentan dar respuesta al hecho de morir. Como hemos comentado
antes, la muerte es un impulso vital que le da sentido a la vida individual y
social, pero también es el acto que más miedo e incertidumbre nos suele dar. Morir
da pavor, pensarlo detenidamente provoca una ligera presión en la boca del
estómago. Es por eso que las religiones, desde el principio de los tiempos, se
han encargado de paliar esa angustia, prácticamente todos los relatos religiosos
dan una explicación y, a su vez, otorgan una especie de salvación frente a la
muerte.
En el budismo, por ejemplo,
se defiende el relato del renacimiento, donde se supone que las acciones que
una persona a realizado a lo largo de su vida le llevarán a una nueva
existencia después de la muerte en forma de reencarnación. En las
religiones asiáticas hindús, donde conviven múltiples religiones que se influyen
entre ellas como el hinduismo, el jainismo, el sijismo y el propio budismo.
La reencarnación es uno de los relatos más comunes para hacer frente a la
muerte.
Existen otros ejemplos como el
cristianismo, donde dependiendo de tus actos en vida, una vez mueres se
inicia un camino hacia la salvación y el paraíso o la condena y el infierno.
Como podemos observar, la muerte nunca suele ser el final en el pensamiento
religioso, algo que da un alivio existencial.
La sociología de la muerte: El Día de Muertos en México, un
ejemplo de ritual social mortuorio
Quizá sea uno de los rituales
más famosos del mundo sobre la muerte. Esta festividad mexicana celebrada
el día 1 y 2 de noviembre no es exclusiva de dicho país, ya que se celebra
en otros lugares de Latinoamérica como Bolivia, Perú, Ecuador y en otros
países de América Central y del Sur.
El origen de este ritual
social que gira alrededor de la muerte se encuentra en los antiguos pueblos
mesoamericanos. Para estos antiguos pueblos la muerte era vista de una
manera muy diferente al punto de vista occidental, el cual, básicamente se
sostiene en las ideas de infierno o cielo, unos idearios ligados a los actos en
vida de las personas y el premio o el castigo que recibimos por ello.
Sin embargo, para los pueblos latinoamericanos
originarios el viaje del muerto estaba determinado por el tipo de muerte que
se tenía. Civilizaciones como los aztecas o los mayas tenían una rica cosmovisión,
simbología y significados que componen el cuerpo y poso social del que se
sustenta gran parte de los rituales sociales llevados a cabo en el Día de Muertos.
Con la llegada de los españoles
en 1492 y la imposición del cristianismo a los pueblos originarios de Latinoamérica,
se produjo una especie de fusión de elementos, donde se hizo coincidir el Día
de todos los Santos, la festividad católica por excelencia sobre los
difuntos, con los rituales sobre la muerte de los pueblos mesoamericanos,
surgiendo así el Día de Muertos.
Mujeres en El Día de Muertos en México |
La muerte como objeto de estudio de la sociología
La muerte es un objeto de estudio
que lejos de ocupar un lugar central en la sociología, como pueden ser
ámbitos relacionados con las artes, las ciencias de la vida, la economía, el
deporte, el género… presenta un papel menos popular.
Si es cierto, que como bien
sabemos, la sociología se inicia en occidente y, por tanto, aquí encontramos un
primer sesgo sobre el estudio de la muerte, pues la sociología en sus
inicios estudiaba los rituales relacionados con las defunciones, sus símbolos, significados
y cosmovisiones de las sociedades no occidentales, pero evitaba a su vez
hacerlo de la visión occidental de la muerte. Como dice el refrán: “en casa
del herrero cuchillo de palo”.
A su vez, también debemos
entender como con el surgimiento del capitalismo, el proceso de individualización
y secularización de las sociedades modernas, donde la esfera religiosa se
va diferenciando cada vez más de la política y el gobierno público, la visión
religiosa del mundo pasa a ser desplazada al hogar privado y, además, los
avances científicos empiezan a otorgar una explicación más verosímil sobre la
muerte a través de los avances en biología y medicina.
El ateísmo y el racionalismo
cobran fuerza frente a las explicaciones míticas y fantásticas de la muerte.
Esto pese arrojar luz y una versión diferente sobre la muerte. Es decir, que la
muerte es el paso a la no existencia, a la no conciencia y a la nada, siendo
nuestros cuerpos descompuestos y pasando a ser partículas que formaran parte de
otros procesos, cuerpos y espacios ecosistémicos. No consiguió evitar que continuara
el tabú y el miedo sobre ella.
En una sociedad productiva, rápida
y optimizada al máximo, la fría eficiencia científica-médica antepone su
lógica de como digerir la muerte y, esta no es otra que ocultándola. Si
bien es cierto que las religiones inventan relatos fantásticos sobre nuestro
destino final, la mayoría de las veces para paliar la angustia que supone el
pensamiento de llegar a un estado de no existencia. En la actualidad, nos encontramos
con que se ha normalizado en las sociedades modernas ignorar la muerte,
sobre todo la de uno mismo como opción final e inesquivable.
La socióloga Susan Sontag,
hizo una interesante investigación sobre los avances en medicina, el
surgimiento de nuevos tratamientos y las consecuencias sociales de estos, consecuencias
que abrían a su vez nuevos campos de estudios sociales sobre la muerte:
Los avances de la medicina respecto de las enfermedades crónicas, en particular el cáncer, permitía quizás no la cura, pero sí predecir un tiempo de sobre vida y la necesidad de hablar con los pacientes o al menos con los familiares. Pero, además, el cáncer se erige como metáfora del mal, de la invasión, tanto en el pensamiento corriente como en la política (Sontag 1977). Los tratamientos contra el cáncer dan lugar a una serie de debates y cuestionamientos sociales. Una fue la naciente crítica al poder médico y a los modos de tratar la enfermedad. Serán médicos, pero sobre todo psicólogos, enfermeras, trabajadores sociales quienes alerten sobre la contracara de esta tecnología en expansión: la deshumanización del cuidado del paciente; un cuerpo sometido hasta sus últimos momentos a intentos de prolongar la vida, sin respetar sus deseos, sin compartir información, sin consentimiento y sin facilitar un pasaje inexorable. (Gayol, S., & Kessler, G. 2011).
Debates sociales como el derecho a una muerte digna a través de la eutanasia o también el derecho al aborto reivindicado de manera muy lógica por las mujeres y el feminismo, son también ámbitos sociales relacionados con la sociología de la muerte que saltan a la palestra sociopolítica con mucha fuerza.
En definitiva y como Emile Durkheim explicaba, en sociedades donde prima una solidaridad mecánica. Es decir, sociedades donde no hay una división del trabajo potente y las tareas son similares para todas las personas de la comunidad, la muerte significaba algo trascendental, algo que no se podía ignorar ni ocultar, pues afectaba y afecta de manera directa a todas y cada una de las personas que forman parte del grupo.
Sin embargo, en las sociedades modernas actuales, donde existe una división del trabajo muy compleja y, por tanto, una solidaridad orgánica. La muerte ya no causa ese impacto social, pues la función que cada uno de nosotros y nosotras realizamos es fácilmente sustituible por otro individuo en este mundo globalizado de 7000 millones de personas.
Es por eso la importancia de las ciencias sociales y humanas para comprender mejor como nos afecta social y psicológicamente la muerte, y como podemos hacer más llevadero el camino inexorable hasta este acontecimiento único para cada uno de nosotros y nosotras. Un acontecimiento que, aunque solo lo podamos experimentar en nuestras carnes una sola vez, lo vivimos a nuestro alrededor en múltiples ocasiones cuando mueren conocidos, amigas, familiares y gente de nuestro entorno.
En conclusión, somos expulsados al mundo y nos encontramos entre dos actos caóticos;
nacer y morir, y solo mientras tanto podemos hacer sociología.
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Bibliografía:
Gayol, S., & Kessler, G.
(2011). La muerte en las ciencias sociales: una aproximación. Persona
Y Sociedad, 25(1), 51,74. https://doi.org/10.53689/pys.v25i1.205
Lynch, Gloria, & Oddone,
María Julieta. (2017). La percepción de la muerte en el curso de la vida: Un
estudio del papel de la muerte en los cambios y eventos biográficos. Revista
de Ciencias Sociales, 30(40), 129-150. Recuperado en 26 de febrero de
2022, de http://www.scielo.edu.uy/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0797-55382017000100007&lng=es&tlng=es.
muy interesante,colega alvaro.
ResponderEliminarInteresante artículo, realmente entre el nacer y el morir sólo podemos hacer sociología. Me ha gustado mucho tu blog. Un saludo.
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