Nación salvaje: misoginia, violencia y autodefensa en el capitalismo online

 

Nación salvaje: misoginia, violencia y autodefensa en el capitalismo online

Fotograma de la película Nación Salvaje


La película Nación Salvaje (Assassination Nation), de Sam Levinson, nos traslada a un Salem ficticio y contemporáneo, donde la caza de brujas y la histeria colectiva aún continúan. Para ponernos en contexto, en Salem, Massachusetts, ocurrió uno de los eventos históricos más conocidos a finales del siglo XVII: los juicios de brujas de Salem. Este episodio comenzó en 1692 y se caracterizó por una serie de acusaciones de brujería, histeria colectiva y juicios que resultaron en la ejecución de 20 personas, la mayoría de ellas mujeres. Además, otras muchas fueron encarceladas y sometidas a interrogatorios.

Imaginemos ahora el mismo lugar, pero en el año 2018. La generación Z y los Millennials viven su particular hedonismo depresivo a través de fiestas, drogas y desenfreno, todo ello grabado y compartido en el nuevo espacio de socialización: las redes sociales. En este contexto, cuatro chicas de 18 años, compañeras de clase, lidian con sus propios traumas y contradicciones.

Fotograma de la película Nación Salvaje

Entonces, en ese pueblo donde hace siglos ya se desató una violencia colectiva atroz, vuelve a despertar esa histeria entrecruzada con la dimensión de la maldad más perversa: la social.

Todo eso ocurre a causa de un hacker que, primero, destapa que el alcalde conservador y anti-LGTBIQ mantiene en secreto relaciones con otros hombres. Después, el hacker filtra información de la gran mayoría de habitantes de la ciudad. Es entonces cuando se desata el caos: las orientaciones sexuales ocultas salen a la luz, los romances clandestinos, los amantes, las conversaciones más íntimas… todo se vuelve público. Surge entonces una pregunta: ¿Quién es el culpable?

Fotograma de la película Nación Salvaje

La película en esta fase lanza su mejor argumentación, pues muestra cómo los valores conservadores, clasistas y, sobre todo, misóginos y violentos de la sociedad norteamericana han anidado de maravilla en el mundo online, en foros como 4chan, donde todo es una broma pesada y donde la integridad de la gente importa bien poco.

Así comienza la persecución en Salem del grupo de chicas protagonistas, acusadas falsamente y sin pruebas del hackeo. Los hombres, en su mayoría deportistas del instituto, desatan toda su misoginia cultivada en redes y en sus grupos rebosantes de agresividad y masculinidad tóxica. En esa turba violenta, la película nos muestra las consecuencias más desastrosas de esta nueva revolución digital, donde internet es simplemente un espejo de nuestra alma social, devolviendo un reflejo oscuro como el azabache.

Fotograma de la película Nación Salvaje

Es evidente que esta caza de brujas moderna no surge de la nada: es una manifestación de las contradicciones inherentes a un sistema que necesita recurrir constantemente a la violencia y la opresión para mantener el control. La exposición de la privacidad se convierte en un arma para disciplinar a las mujeres y a cualquier sujeto que escape del molde socialmente aceptable. Este mecanismo es funcional a un sistema capitalista patriarcal que, a pesar de sus promesas de liberación individual en la era digital, sigue perpetuando relaciones de poder desiguales.

Fotograma de la película Nación Salvaje

Además, el contexto de la película refleja cómo las redes sociales y los espacios digitales, lejos de ser plataformas de emancipación, son campos de batalla donde se reproducen las mismas dinámicas de dominación. La violencia y la vigilancia —herramientas utilizadas históricamente para la opresión de las clases trabajadoras y las mujeres— encuentran un nuevo terreno fértil en el mundo online. Así, las protagonistas, por el simple hecho de ser mujeres jóvenes, se convierten en chivos expiatorios para una comunidad que busca reafirmar sus jerarquías.

Al final, el mensaje que subyace es claro: la histeria colectiva y la violencia no son accidentes, sino la consecuencia lógica de un sistema que, incapaz de resolver sus contradicciones de clase y género, necesita recurrir a la represión y al sacrificio simbólico para preservar el orden. La caza de brujas digital que vemos en Nación Salvaje es, en esencia, la manifestación moderna de un proceso de disciplinamiento social que ha existido desde hace siglos y que ahora, potenciado por las nuevas tecnologías en el capitalismo, adquiere un alcance y una brutalidad aún mayores. Por tanto, frente a estos proceso cristalizados en grupos extremistas de extrema derecha, misóginos y machistas solo queda una opción: hacerles frente a través de la autodefensa.

Fotograma de la película Nación Salvaje



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