Walter Benjamin y la necesidad de repensar la historia
Fotografía de Walter Benjamin en 1928. Fuente: commons.wikimedia |
Benjamin
nació en Berlín el 15 de Julio de 1892 y murió el 26 de septiembre de 1940
en Portbou, España. Su historia de vida es paradójicamente, como pasa
con muchos pensadores, parte de su obra. Benjamin era judío y sufrió la persecución
de la Gestapo una vez Hitler y los nazis subieron al poder en Alemania. Fue
a causa de esto por lo que tuvo que huir de su país natal. Es en esta
huida que lo condujo hacia la frontera franco-española donde acabó su
vida, pues se encontró con las fronteras cerradas y por miedo a ser capturado
optó por el suicidio, algo muy chocante de esta historia es que las
fronteras permanecieron cerradas muy poco tiempo. Por tanto, si Benjamin hubiera
esperado seguramente se hubiera salvado. Sin embargo, el alemán pensó que era
su final y no soportó la idea de caer en manos de los nazis. Un final
triste que catapulta la historia de Benjamin hacia la excelencia y la tragedia
al mismo tiempo, pues él fue un optimista en tiempos pésimos, algo que
le condujo seguramente a tomar esta decisión del suicidio, pero, que también le
ayudó a fundamentar uno de los pensamientos filosóficos y sociológicos más
interesantes del siglo XX.
El pensamiento de Walter Benjamin
El pensamiento
de Benjamin se sostiene sobre tres ámbitos muy distintos; el mesianismo
judío, el romanticismo alemán y el marxismo. Ahora bien, W. Benjamin no
hace una combinación de estas fuentes de pensamiento, más bien genera
una concepción propia adaptando los postulados que él considera de estas
tres.
Walter Benjamin
tuvo una obra polifacética, pero utilizó el análisis del arte para
establecer los principales postulados de su pensamiento.
De esta forma,
el sociólogo y filósofo alemán observaba en el arte la capacidad de generar un salto
cualitativo de carácter ideológico que consiguiera dar un estímulo al
proletariado iniciando así un proceso revolucionario.
Esta
visión descrita está claramente impregnada por un punto de vista utópico
que se basa en el ideal mesiánico de redención. Como se ha apuntado antes,
en Benjamin la dimensión mesiánica de la teología judía es fundamental junto
con el pensamiento marxista para entender al alemán.
De esta manera, Walter
Benjamin se presenta como alguien profundamente consciente de su alienación,
una autoconciencia que logra a través de la visión marxista de la sociedad.
Es así como el pensamiento de W. Benjamin logra articular dos dimensiones aparentemente
contrapuestas como el mesianismo judío y el marxismo.
Se debe entender
que el anhelo eterno de regresar a un estado idílico y originario es una
pieza fundamental de casi todos los pensamientos religiosos y de la teología
judeocristiana en especial. Es esta etapa en la Torre de Babel, donde
los humanos aun se comunican con un único idioma; el idioma de dios, a donde
Benjamin quiere llegar, y para llegar a este estado adopta el sueño utópico
marxista del retorno al comunismo primitivo.
Monumento a Walter Benjamin en Portbou. Fuente: Wikimedia Commons. Licencia: CC-BY-SA-3.0 |
En la época
actual se tiende a relacionar la idea de progreso con el avance técnico/científico,
el avance en costes/beneficios, la mejora productiva, la eficiencia y el crecimiento
inevitable de la civilización.
Angelus Novus. Autor: Paul Klee, 1920. Fuente: Wikimedia Commons |
Por ejemplo, la
mujer es una de las grandes damnificadas de la historia, “lo personal es político”
dice el feminismo radical. Cierto es, la mujer se ha visto desplazada al ámbito
de lo privado y se le ha negado su espacio en lo público (o por lo menos
se la ha subordinado a la figura del hombre), esto propicia que, en el ámbito de
lo personal, donde se supone que lo político no tiene influencia (o no tienen
tanta) las mujeres vean representadas su derrota y su aislamiento de la
historia. Por eso “lo personal es político”, pues el desplazamiento y aislamiento
de la mujer hacia el ámbito privado provoca a su vez una derrota política.
Asimismo, existen
más ejemplos sobre los derrotados de la historia; los pueblos originarios que fueron “civilizados” en América Latina, los derrotados de la Guerra Civil española, los esclavos, los trabajadores… En definitiva, los
que aportaron y aportan el sudor y la sangre para que el progreso de la
civilización continúe en su huracán eterno.
Benjamin
entiende que cada vez que ocurre el progreso también ocurre de manera
simultánea algo que se arruina, una ruina que es tapada por la historia
en su avance obsesivo hacia el futuro. Pero, si se echa la mirada atrás, se
observará que el progreso es mucho más dudoso y se ha asentado frente
a montañas de barbarie y muerte.
Es de esta
manera como Walter Benjamin plantea la necesidad de un revisionismo de la
historia para dar voz a los olvidados, para reconciliar la historia haciendo
que el pasado y el presente tiendan un puente y se comprendan para poder
avanzar de una manera moralmente justa hacia el futuro.
Poema de Bertolt Brecht: Preguntas de un obrero que lee
En los libros
aparecen los nombres de los reyes.
¿Arrastraron
los reyes los bloques de piedra?
Y Babilonia,
destruida tantas veces,
¿quién la
volvió siempre a construir?
¿En qué casas de la dorada Lima vivían los
constructores?
¿A dónde fueron los albañiles la noche en que
fue terminada la Muralla China?
La gran Roma está llena de arcos de triunfo.
¿Quién los erigió?
¿Sobre
quiénes triunfaron los Césares?
¿Es que
Bizancio, la tan cantada, sólo tenía palacios para sus habitantes?
Hasta en la legendaria Atlántida, la noche en
que el mar se la tragaba, los que se hundían, gritaban llamando a sus esclavos.
El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él
solo?
César derrotó
a los galos. ¿No llevaba siquiera cocinero?
Felipe de España lloró cuando su flota Fue hundida. ¿No lloró nadie más?
BIBLIOGRAFÍA:
Walter Benjamin, Tesis sobre la filosofía de la historia, 1940.
Progreso e historia. La concepción de la historia de Walter Benjamin, Michael Löwy, 1981
RECOMENDACIONES:
Walter Benjamin | Por Dario Sztajnszrajber
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muy interesante-colega-Álvaro!!!
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