Lucha de clases, transición hacia las no-cosas y auge de la extrema derecha
Lucha de clases, transición hacia las no-cosas y auge de la extrema derecha
Fuente: www.torange.biz CC-BY 4.0 |
Vivimos en una realidad que se
desmaterializa. Lo tangible, lo material, lo palpable empieza a perder terreno
frente a lo que leemos, escuchamos y vemos a través de un mensajero tecnológico.
Es decir, a través de la tecnología.
De momento las máquinas ya nos hablan, tranquilos, no mucho, mejor dicho, nos hablan con mayor frecuencia personas a través de las máquinas, pero todo llegará.
La comunicación está mutando a pasos agigantados. El cara cara pierde su lucha
cada vez más frente al ámbito online. Vivimos entre dos realidades: la red y la
materia.
Desde el principio de los tiempos
los seres humanos hemos construido nuestra historia y nuestra identidad a través
de los símbolos y significados. Ambas cosas piedras angulares de la comunicación.
Por tanto, comprendiendo que somos seres intrínsecamente sociales y que
comunicarnos con nuestros congéneres nos da forma. Debemos también tener en
cuenta que el contexto descrito, donde lo material pierde terreno frente a la
información, donde las cosas dejan paso a las no-cosas, nuestra sociedad se va a
tener que enfrentar a cambios, retos y amenazas mayúsculos.
«Hoy estamos
en la transición de la era de las cosas a la era de las no-cosas. No son las
cosas, sino la información, lo que determina el mundo en que vivimos.»
Byung Chul Han
De esta manera, la información
online ha pasado a ser una de las variables fundamentales que construyen el
sentido de nuestra identidad. Dicho contexto genera una gran cantidad de
cambios en todos los paradigmas, unos modelos que antes estaban más estáticos y
sólidos y que con la llegada de las no-cosas se vuelven líquidos. Algo así como
el paso de la modernidad sólida a la modernidad líquida que Zygmunt Bauman nos
explica.
Surgen varios frentes abiertos de conflicto. En un primer lugar, con el contexto descrito nos encontramos que la información es poder, un poder que, aunque provenga desde las no-cosas se traduce en un dominio de lo material. Es decir, quien controle en propiedad las redes sociales, los medios de comunicación y, en general, el cuarto poder, tendrá una capacidad de influencia mayúscula en todas las estructuras de la sociedad.
Pero, además, el campo de la
información es un campo de significados, es un campo de símbolos, es un campo
cultural y, sobre todo, es un campo de luchas de poder. La lucha de clases para
muchos ha quedado anticuada, pero nada más lejos de la realidad, es más
compleja, pero está más vigente que nunca, quizá ya no se libre solo en las fábricas
o en las luchas sindicales, sino que, además, hay que añadirle ahora más que
nunca la lucha por los significados. Por tanto, la disputa por quien crea las
categorías de pensamiento hegemónicas en nuestra sociedad.
«En un régimen
en el que el más explotado menos enuncia, el oprimido tiene que entablar una lucha
contra los dominadores también en el plano del lenguaje.»
Paulo Freire
Es en esta confrontación abierta
donde la extrema derecha actual ha encontrado su nicho de acción. A través de
la lucha de los significados, a través de la degradación del lenguaje, a través
de transponer, como hacía Goebbels ya en el nazismo, mostrando a los oprimidos como
verdugos y a los verdugos como víctimas.
Cultura de la cancelación,
políticamente incorrecto, apolítico, libertario… palabras que esconden detrás significados
bien diferentes, en concreto uno que las engloba: ser reaccionario. También
otro: ser engañoso y mostrarse como lo que uno no es.
«La primera
revolución que experimentó Alemania bajo el nazismo fue la del lenguaje. Cuando
empieza la palabra a degradarse, detrás van las ideas.»
Existe un concepto muy bien
explicado por el sociólogo Iago Moreno que habla sobre la extranjerización del otro como arma política. Es algo que siempre ha utilizado la extrema derecha.
Es decir, mostrar la disidencia como un otro, un extranjero o un extraño foráneo y peligroso, aunque sea parte del mismo país y la misma cultura, sin embargo, al
pensar diferente se le debe deshumanizar y hacer creer que no forma parte del
grupo. Se transgiversa el significado de la identidad de esas personas para
poder agredirlas.
Estas maneras de actuar cobran más vigencia que nunca en la sociedad de las no-cosas. La extrema derecha puede realizar estos ejercicios de desinformación, de resignificación de la realidad a través de las redes sociales. Bulos, Fake News y demás maneras de desinformar forman parte de este nuevo contexto que Byung Chul Han nos muestra, también podríamos incluir a Bauman en la ecuación.
Es decir, vivimos en una sociedad donde las cosas se diluyen al igual que sus significados: el fascismo se viste de libertad, el machismo de amor, el conservadurismo de familia, la explotación de meritocracia, el hombre blanco de oprimido, el racismo de orden y seguridad, la conspiración de verdad, la idiotez de sabiduría y el diablo de cordero. Todo esto tras una pantalla que da forma a los significados que articulan nuestra manera de ver el mundo.
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muy interesante-colega-Álvaro.
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