La utopía como trinchera social
La utopía como trinchera social
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Últimamente existe una
sensación social pesimista, las ciudadanas y ciudadanos caminamos sobre
aguas pantanosas: pandemias, guerras,
racismo, autoritarismo, irracionalidad,
problemas medioambientales, etc. La lista es larga y las dinámicas que
la llenan son sistémicas y no apuntan a esconderse detrás de la cortina en un
futuro cercano.
Es posible que como dice el refrán
“hayamos perdido el norte” o, mejor dicho, muchos nos hemos desorientado
mirando a un norte que no conduce a solucionar los problemas sociales,
olvidando así también los demás puntos cardinales.
El norte del mundo sufre ahora
con la guerra de Ucrania. Sin embargo, el sur del mundo lleva décadas con
un diagnóstico fatal: Siria, Yemen, Libia, Palestina, Irak, Afganistán…
Tengo la sensación de que el sistema capitalista ha llegado a un punto de no
retorno, pero, sin embargo, sigue teniendo la capacidad de siempre: externalizar
los problemas. El aparato mediático continua con su rueda incansable,
desvía, desinforma, explica sesgadamente, entretiene o atemoriza como le
conviene.
Observo en esta tesitura un punto
altamente necesario, y no es otro que reclamar la recuperación de las
lógicas e intereses colectivos frente a los individuales. Nos sentimos
desorientados en muchas ocasiones, las medidas políticas que toman la mayoría
de países no tienen un sentido claro para el conjunto de la ciudadanía, son
medidas en forma de tirita, no están enfocadas a paliar de una manera estructural
las problemáticas sociales como las guerras, la opresión de clase, la desigualdad
social, etc. Y creo que cometemos un error al ver esto como “normal” o nos
conformemos con “lo menos malo”.
De esta manera, las medidas de
los gobiernos en su gran mayoría suelen ser ineficientes en muchos aspectos porque
siguen una lógica muy concreta: mantener a toda costa el sistema capitalista
y los intereses individuales de las clases altas de nuestra sociedad.
Aunque todo esto suponga una auténtica hazaña
de malabares mediáticos donde se intenta desinformar, entretener en
banalidades, mantener en el pesimismo y alejar del foco de las problemáticas a
la mayoría de la ciudadanía.
Como
el sociólogo Alexis Lara apunta, se han puesto de moda las distopías
ahora más que nunca, futuros oscuros donde pese al avance y el progreso
tecnológico las desigualdades sociales siguen aumentado hasta límites
insospechados. Lejos de llegar a esos extremos donde cae lluvia ácida en
nuestras cabezas mientras conducimos un coche volador por una devastada ciudad
de Los Ángeles, al más puro estilo Blade Runner, deberíamos empezar a plantear
que hacer para virar el timón hacia otro tipo de futuro que no tenga en
su descripción más básica una especie de apocalipsis social, existencial,
medioambiental o los tres combinados.
Título del video: Naturaleza y sociedad un binomio inseparable
Los países periféricos han estado
sometidos económicamente, políticamente, militarmente y ambientalmente por los
países occidentales. La tan actualmente en boca de todos “Guerra” ha
sido el pan de cada día en los puntos cardinales más hacia el sur del globo
y, aunque no se hicieran especiales maratonianos sobre ellas, ocurrían, al
igual que ocurrían y siguen ocurriendo los
éxodos de personas que escapan de estos contextos de sometimiento,
corrupción política, falta de recursos y guerras.
Título del Video: El racismo cultural y la extranjerización del otro
Ha llegado el momento de dejar
de recrearnos en una negatividad distópica donde el futuro está rendido a
los escenarios más dantescos posibles, todos ellos perpetuadores del orden
social actual al precio que sea. Posicionarse en contra de la guerra y el
belicismo imperialista sea de la Rusia
belicista de Putin o la sangrienta OTAN es una necesidad básica
para situarse dentro del espectro político progresista ¿Es utópico? La verdad
es que me parece mucho menos irracional que ir directos hacia un
colapso bélico y autoritario simplemente porque en un mundo de 7000
millones de personas priman más los intereses de un 2 % de la población ¿Suena
utópico que tengamos que cambiar nuestros hábitos de consumo incluido reducir
nuestro consumo de carne en un 70%? Tampoco me parece más irreal que seguir
teniendo una dieta alimenticia insostenible para un planeta que se está
enfrentando a una escasez de recursos que, paradójicamente, podrá derivar en
problemas de hambruna ¿Es paradójico reivindicar tanto la igualdad étnica
como de género? Me parece mucho más ilógico intentar construir una sociedad
en base a principios excluyentes de unas minorías (que representan más del 50%
de la población) que oxidan la convivencia y rechazan la diferencia en
sociedades cada vez más heterogéneas y diversas.
En definitiva, parece que estamos
viviendo un punto de inflexión a todos los niveles sociales y materiales, es
ahora más que nunca cuando toda la ciudadanía deberá empujar hacia el
optimismo de las utopías, pues, aunque inexactas en lograr sus objetivos,
son hasta ahora el principal motor ideológico para avanzar hacia un futuro
realmente diferente.
Bibliografía
Soler Martínez Álvaro, (2022), Manual de un sociólogo insociable . UNO Editorial.
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