La autoexplotación
El concepto de
autoexplotación que tanto se usa en la actualidad puede ser engañoso y ocultar
las propias situaciones estructurales de explotación. Leyendo a Byung Chul Han
te das cuenta que, aunque da en el clavo con este concepto, afirmando que la
mercantilización de la vida es hoy en día la dimensión principal que moldea a
los sujetos humanos y, por tanto, que más afecta a su vida y su salud mental.
También es cierto que no se puede dejar de lado la noción de que las
situaciones de precariedad las provoca el sistema capitalista funcionando a
todo tren en su dimensión económica, política y cultural.
De esta manera, Han pone el foco en la extrema
individualización y en la cultura meritocrática del esfuerzo como pilares base
para entender el apuntalamiento cultural y la justificación ideológica del
capitalismo neoliberal. No hay que olvidar que este factor es solo la punta de
lanza de un capitalismo que sigue teniendo en su epicentro de dominación la
relación de las diferentes clases sociales respecto a la posesión de los medios
de producción.
La autoexplotación es real, gestionamos nuestra vida
como si fuéramos una empresa; individualizando y aislándonos frente a las
tesituras que se nos presentan, pues así se nos ha indicado. La vida es
individualizada y encapsulada en este capitalismo: los logros, los fracasos, las relaciones...
todo se reduce a la gestión individual de dichos ámbitos. Esto tiene un
objetivo claro: alejarnos de una visión holística de lo que ocurre, pues
nos llevaría a poner el interrogante en lo colectivo.
Pero, paradójicamente, el concepto de autoexplotación
mal entendido también puede alejarnos de esta premisa, pues no somos nosotras
mismas autoexplotándonos (de manera aislada), sino un sistema con todas sus
inercias sociales dirigidas a que esto sea así, lo que nos conduce a esta
eterna sociedad del cansancio. Una sociedad que Han bautiza a través del
síntoma que nos provoca, pero que Marx describió desde la enfermedad misma que
causa dicho síntoma sobre la clase trabajadora.
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