Próxima parada: lo colectivo.

Próxima parada: lo colectivo



Hay espacios que tienen por sí mismos un peso sociológico contundente. Los trenes, los autobuses, los metros de las urbes. Lugares de encuentro colectivo. Suelen ser sitios relacionados con lo común, lo público. Quizá por representar el cruce interminable de centenares de caminos individuales. Las estaciones de todos los lugares del mundo son la confirmación de nuestra dimensión social, puntos de partida donde avanzamos hacia una rutina como el trabajo, o hacia algo más ocasional, como una cita. También pueden ser el inicio de un cambio de rumbo vital, de un viaje sin retorno o de un rencuentro esperado. Potente es la imagen mental de la persona que saluda desde la ventana del vagón o que abraza al abrirse las puertas y encontrarse con el destino ansiado. Es el transporte público un golpe de humildad colectiva. La inmensidad de caminos interminables que se cruzan cada día en las miles de estaciones de trenes y metros del mundo. Un zigzag de senderos que nos susurran verdades a sabiendas: el individuo es insignificante y lo que transciende a él es colosalmente vertiginoso. Sin embargo, esa trascendencia es complementaria a nosotras, es a la vez una y un millón. Pues sin cada una de esas pisadas, esperas y miradas ese lugar no tendría sentido. En realidad, no tendría existencia. Pero ni siquiera lo nombrado hace a estos lugares tan especiales como el encuentro con la diferencia. En ese zarandeo de huellas humanas pasadas y futuras, la presente diversidad humana choca sin cesar. El transporte público hace que personas que jamás conversarían lo hagan, se miren, se entiendan, compartan lugar o discutan, por supuesto. Pero naturalmente, sin compartir jamás se podrá llegar al entendimiento. E aquí el verdadero potencial de una estación de tren o metro y es que nos escupe a la cara lo que somos, lo que podemos ser, lo que seremos y la necesidad de no aislarnos en lo individual sino enfrentarnos a la necesidad colectiva de entendimiento y empatía. Lo común empieza siempre por el espacio.



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